Sus padres llegaron a la región escapando de la guerra en Japón; arribaron a Brasil para luego hacer escala un tiempo en Misiones y finalmente asentarse en Las Marías hasta el día de hoy.
Virasoreño de nacimiento, sus mejores recuerdos provienen de su infancia, cuando a temprana edad comenzó a aprender acerca del té y junto a su papá venía a buscar hebras del secadero de Las Marías.
Hace casi 25 años sus horas de trabajo en el “laboratorio” transcurren entre mezclas de infusiones para té, mate cocido, yerba mate y hierbas. El rol que cumple en Las Marías es clave y está profundamente ligado con la calidad y los productos que cada uno de nuestros consumidores recibe y disfruta: Marcelo es catador. Su paladar privilegiado, su “don” como lo llama él, le permite catar todos los productos elaborados por Las Marías, ¡hasta 450 mates por día! Para asegurar la calidad de siempre en la yerba. Pero cuando habla del té, parece que hablara de su pasión, “creo que la sangre lo manda”, nos dice.
¿Qué observa y controla en el laboratorio? Principalmente sabor, además de color, aroma, aspecto de las muestras, granulometría y porcentaje de humedad. Si está dentro de todos los parámetros de calidad de Las Marías, lo aprueba y permite que el producto vaya al sector de envasados. Además, controla los productos terminados, los molinos, el trabajo de terceros, y los insumos.
Marcelo explica que la yerba y el té son dos mundos diferentes, con un hilo conductor que en Las Marías y, bajo su marca Taragüi, está dado por su calidad.